lunes, 29 de agosto de 2011

LA CAMISA DEL HOMBRE FELÍZ


10 días ingresado en un hospital, la mayor parte de ese tiempo, conectado a un gotero, dá para mucho...mucho pensar, mucho reflexionar, revisar actitudes y comportamientos, vicios y malas costumbres, qué merece la pena o qué cosas no la merecen....
En fin, hay veces que horas de soledad obran maravillas.
Hay veces que una enfermedad (la cual crees que es la última) viene bien al espíritu.
Cuando notas que el aire no llena tus pulmones, cuando algo tan mecánico como la respiración se convierte en doloroso y además tienes que concentrarte para respirar bien....Ni siquiera pensaba en que ya era mi hora. Tan solo quería tiempo para dar un poco más de cariño a los míos...quizá decirles alguna cosa que nunca les había dicho. O quizá regalarles ese gesto que sabes que les hace felices, pero que nunca haces porque siempre piensas que ya tendrás tiempo. Y precisamente tiempo es lo que no hay...solo tenemos el tiempo que vamos consumiendo, el siguiente segundo siempre es incierto.
Hoy, gracias a Dios, tengo una segunda oportunidad.
He pensado en lo que decía en "DEL VIEJO....EL CONSEJO".
¿Qué necesitamos realmente para ser felices?
A esto se puede responder con una fantástica historia del pensador social y moral León Tolstoi, y que resumida quedaria más o menos así:
Hubo en tiempos un Zar muy querido por su pueblo, pero este Zar enfermó y ningún médico, ni curandero, ni versados en medicina de cualquier tipo eran capaces de dar con el remedio para curarle.
El Zar, desesperado, ofreció  la mitad de todo cuanto poseía a quien fuera capaz de darle el remedio para sanar su mal.
De todos los cientos de personas que se presentaron a sanar al Zar, sólo un Trovador le dió la posible solucion:
-Teneis que vestir la camisa del hombre felíz. Buscadle, traed su camisa, ponéosla y sanareis.
Todos los caballeros salieron en busca del hombre felíz, pero no era taréa fácil: Aquel que tenía riquezas se quejaba de la salud, el que tenía salúd se quejaba de los hijos, el que tenía tierras se quejaba del excesivo trabajo....y así sucesivamente en cada hacienda visitada.
Un caballero reparó en un hombre sentado delante de una choza, por la que ya habia pasado anteriormente una decena de veces. Oyó al hombre decir :
-Qué satisfacción y que alegria se siente al haber terminado felízmente el trabajo diario. Por hoy ya no necesito nada más.
El caballero corrió a comunicarle al Zar que había encontrado al hombre felíz y éste le dijo que fuera rápidamente a pedirle su camisa y que a cambio le daría cualquier cosa que le pidiera.
Mientras el caballero marchaba, todos celebraban la inminente recuperación del Zar, todo era fiesta y alegria.
Cuando, al día siguiente, volvió el caballero, venía cabizbajo y triste. Hincó su rodilla delante del Zar y con voz trémula dijo:
-El hombre felíz...no tiene camisa.
Con todo esto, personalmente, llego a una conclusión: No es más rico ni más felíz quien más tiene sino quien menos desea y menos necesita.
Despues de diez dias enchufado a un gotero y pensando en lo peor...he encontrado lo mejor: Por fín sé lo que necesito: Sólo lo que tengo, nada más.

2 comentarios:

  1. La felicidad es un modo de vida, está ahí desde siempre, dentro de cada uno, solo hay que escogerla. Lo dificil es ser conscientes a cada momento de lo que escogemos en cada circunstancia y no dejar al subconsciente las reiendas.
    Escoge bien el palo que debes tocar...

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  2. Como digo más arriba, sé exactamente el Palo a tocar y no es ni más ni menos que el que siempre he tenido a mi lado. Sé que ese es el que me dá la felicidad. Aunque a veces se tarda en apreciarlo.

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